domingo, 23 de marzo de 2014

Ángeles y demonios, de Dan Brown

Supongo que a estas alturas todo el mundo conoce este libro. Sin embargo, al contrario de lo que yo pensaba, no se trata de una continuación de El código da Vinci. Son dos historias completamente independientes que tan solo comparten a su protagonista: Robert Landong. En cualquier caso, si hubiera que ordenarlas cronológicamente, Ángeles y demonios sería anterior.
No me voy a detener demasiado a hablar sobre la polémica que generó este libro por dos motivos. El primero es que ha pasado tanto tiempo desde el boom de esta novela que el debate ya está prácticamente extinto. El segundo es que para mí es demasiado evidente que se trata solo de ficción. No creo ni que nadie pueda dejarse llevar por teorías conspiratorias ni que la Iglesia deba sentirse ofendida.
Al margen de ello, es innegable que la novela está bien escrita. Al igual que El código da Vinci, la acción transcurre en tan solo un día. Esto la convierte en una de esas historias vertiginosas que te enredan y no puedes dejar de leer. También contribuye a ello que la mayoría de los capítulos son muy cortos, lo que hace que la lectura sea muy ágil a pesar de el libro supera las seiscientas páginas.
Sobre el argumento solo daré unas pinceladas. El profesor Robert Landong recibe una llamada pidiéndole ayuda por el misterioso asesinato de un científico. Al principio se niega a acudir, pero, después de ver una fotografía del cuerpo, acepta ir. Ahí comienza su aventura para resolver una complicada conspiración que Brown entreteje de forma que todo encaje a la perfección. Pero lo mejor del libro no es la narración, sino las descripciones, tanto de los escenarios, que te llevan directamente a Roma, como de las obras de arte, que el lector puede reconstruir en su mente sin dificultad.
En cuanto a la historia, hay una cosa que me ha chirriado un poco y es que, en mitad de un cónclave, en la plaza de San Pedro no había más gente de lo habitual, cuando la realidad es que ante la elección de un Papa suele estar abarrotada. Sé que se trata solo de un  detalle, pero creo que un escritor debe cuidar hasta el más pequeño de ellos, porque son los detalles los que hacen que una historia sea creíble. No obstante, creo que puede tener una explicación y es crear contraste entre el tiempo durante el que la trama permanece oculta y el momento en el que hace pública. Y no digo nada más por si alguien no conoce la historia.

lunes, 10 de marzo de 2014

Capitán Phillips

Capitán Philips es la historia real de un barco mercante que fue abordado por unos piratas somalíes. La película está narrada desde la perspectiva del capitán de la embarcación, Richard Phillips, a quien encarna un, como siempre soberbio, Tom Hanks. Desde el principio, su objetivo primordial es mantener a salvo a su tripulación y hace cuanto está en su mano para conseguirlo. 
No es la primera vez que Hanks se mete en un papel de este tipo: un hombre normal y corriente que se ve envuelto en una situación extraordinariamente complicada. De hecho, no sé si el actor seguirá con ganas de viajar después de haber naufragado, haberse quedado atrapado en una terminal y, ahora, haber sido abordado por piratas. No obstante, no es la única actuación destacable de la película. Los actores que hacen de los piratas también bordan el papel. Es más, cuesta creer que se trate de actores nóveles. No es de extrañar que Barkhad Abdi, que da vida al líder, fuera nominado al Oscar a Mejor actor de reparto y ganara un BAFTA en esa misma categoría.
Una de las cosas que más me ha gustado de la película es precisamente cómo trata a los piratas. No los presenta como los malos sin más, sino que explica los problemas que tienen y cómo la pobreza y la violencia en medio de la que viven les empujan a llevar a cabo acciones como esta.
Dura dos horas y cuarto. Sin embargo, gracias al ritmo trepidante con el que está narrada, no se hace larga en absoluto. Además, el film tiene la capacidad de trasladar al espectador hasta el lugar de los hechos gracias a unos escenarios cuidados. De hecho, gran parte de las escenas están rodadas en el mar. Esto, junto a detalles como la luz, dotan al film de una gran autenticidad.  
En definitiva, se trata de un thriller realista lleno de emociones, especialmente en el final, pero no me gusta revelar nada.