martes, 5 de abril de 2011

Cansada de esperar

Siempre que quedamos pasa lo mismo. Y, para no variar, una vez más me toca esperarle. Me siento en un banco, porque sé que voy a estar aquí un buen rato, pero ya estoy acostumbrada a que pase esto. 
Él nunca llega a la hora que acordamos y aquí estoy yo, igual que otras veces, viendo los trenes pasar, la gente subir y bajar... Me estoy cansando de esperar. Creo que voy a coger el próximo tren que pase y me voy sin él.
La misma voz de siempre anuncia que va a llegar el tren. No, no puedo irme así, sin él, y menos sin avisarle. Se abren las puertas del vagón que ha parado frente a mí y bajan un par de personas. 
Permanecen abiertas unos segundos. Me levanto cuando ya empieza a oírse el pitido que avisa de que se van a cerrar. Entro justo antes de que se cierren. 
Mientras el tren se pone en marcha, miro la gente que hay en la estación por si le encuentro. Pero no está. El tren comienza a moverse y sale lentamente de la estación.

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