jueves, 9 de junio de 2011

María

Cuando tenía once o doce años, vivía en mi misma calle una niña morena y de ojos verdes que se llamaba María. Yo estaba enamorado de ella, pero me conformé con ser su amigo.
Nunca podré olvidar aquel día en que, como tantos otros, me pasé por su casa para ir juntos a la playa.
-María irá donde yo diga -me contestó su padre cuando pregunté por ella.
-¿Y no puede venir? -insistí yo.
Por toda respuesta recibí un portazo.
Sin entender muy bien qué ocurría, me fui solo a la playa. Allí me senté en la arena a observar el mar.
Las olas iban y venían mientras yo me preguntaba por qué no podía ver a María.
De pronto noté una mano en mi hombro. Me volví y encontré a María, sonriente a pesar de las señales que tenía en la cara y los brazos.
-¿Qué te ha pasado?
-Lo de siempre...
Entonces entendí todo lo que había pasado.
-Esto se tiene que acabar -le dije entre enfadado y asustado.
María asintió señalando a una mujer que esperaba a unos metros de nosotros. Era su madre y, junto a ella, había unas maletas.

2 comentarios:

  1. Pese a algunas personas le parezca triste a mi sin embargo me parece bonito.

    ResponderEliminar
  2. Para ser yo es un final feliz, ¿no? ^^

    ResponderEliminar