martes, 5 de junio de 2012

Aislados II

-¡Mamá, mamá!
El pequeño llegó corriendo a la cabaña. Desde que había nacido su hijo, Elena se había esforzado por controlar el paso del tiempo. Así, sabía que el niño tenía tres años.
-¿Qué pasa Edu?
-Hay una cosa muy rara en el agua. Tengo miedo.
Elena se asomó a la ventana. ¡Era un barco! Sus ojos se abrieron al máximo y un grito de alegría se ahogó en su garganta.
-Cariño, no es nada malo. Al revés, es lo mejor que podía pasar. Vamos a volver a casa.
-Pero si ya estamos en casa.
El niño hablaba en serio. Para él aquella cabaña en medio de la nada era su hogar. No comprendía por qué tenían que irse.
-¿Lo habéis visto? -José llegó corriendo con una sonrisa dibujada en la cara.
Unas horas más tarde, Edu vio en brazos de su padre cómo se alejaban de la costa. Le dijo adiós con la manita a todo cuanto conocía. Seguía sin entender por qué sus padres estaban tan contentos. 

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