viernes, 11 de febrero de 2011

Juegos de infancia II

Esa noche mi padre vino a darme un beso cuando ya estaba acostada y me dijo que se iba, pero yo pensé que iba a salir un momento. Por la mañana no estaba en casa.
-Mami, ¿dónde está papi?
Mi madre guardó silencio durante unos segundos mientras me miraba, aunque no estoy segura de si me veía. Cogió aire y lo soltó muy despacio. Se sentó y me hizo un gesto para que la imitara.
-Verás, durante una temporada estaremos nosotras tres solas. Pero no te preocupes, que podrás seguir hablando con él.
-Pero, ¿por qué?
Las lágrimas acudieron a mis ojos y salí corriendo. Me tumbé en la cama. ¿Es que mi padre no me quería? ¿Por qué se había ido así?
No sé cuanto tiempo estuve allí. Pero no paré hasta que mi madre entró y se sentó junto a mí. Me acarició la cabeza.
-Alguien a quien papá quiere mucho está muy malita y él quiere estar con ella. Cuando se ponga buena, vendrá.
-¿Es la abuela? -no sé por qué dije aquello. No conocía a mi abuela y en casa nunca se hablaba de la familia de mi padre. Mi madre me miró con los ojos muy abiertos.
-Pues sí.

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