miércoles, 16 de marzo de 2011

Dos mundos

−Ni subido a una escalera conseguiría besarte.
−No me importa. Yo te quiero.
−Y yo a ti, pero nuestro amor es imposible.
Desilusionada, se agachó y le dejó en el suelo. Él tuvo que apartarse para no acabar empapado cuando ella no pudo reprimir unas lágrimas.
−Es porque soy un monstruo…
−¡No! Eres muy guapa y una de las personas más increíbles que he conocido nunca. Y sabes que lo digo de corazón.
−¿Entonces?
−Entiéndelo: pertenecemos a mundos completamente diferentes.
Vio cómo él se alejaba muy lentamente en aquel coche que era del tamaño de su pie. Se sintió impotente. En el fondo, sabía que tenía razón, pero eso no lo hacía más fácil. Nunca podría olvidarle.

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