sábado, 20 de agosto de 2011

Desayuno interrumpido

Carlota estaba en la cafetería con Miriam. Su desayuno de los lunes no lo perdonaban ninguna semana desde hacía ocho años, cuando una recién casada Carlota se había mudado al edificio de Miriam. En seguida se habían hecho muy amigas.
Pero aquel día su desayuno se vio interrumpido por el teléfono de Carlota. La llamaban del colegio. Su hijo había vomitado, así que subió a casa, cogió ropa limpia y fue a por él.
El pequeño Mario tenía mala cara. Carlota le tocó la frente y estaba caliente, por lo que se lo llevó a casa. No obstante, pensó que lo mejor era pasar antes por la farmacia porque no tenía medicamentos en casa.
Llevaba en brazos a Mario, así que no veía bien y casi se choca con las sillas de una cafetería. Cuando recuperó el equilibrio se fijó en una pareja que había unas mesas más allá. Se habían dado un beso. Era su marido.
Él no la había visto, así que pasó rápido. Al salir de la farmacia dio un rodeo para no volver a pasar por allí. Llegó a casa, hizo la maleta y se fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario