domingo, 2 de octubre de 2011

Junto a la ventana

Tendría unos seis años. Recuerdo oír a mis padres discutir. Yo estaba encerrado en mi cuarto. No sé lo que decían, pero yo solo quería que pararan. A veces también se oían golpes. Incluso alguna vez oí a mi madre llorar.
Normalmente me escondía debajo de la cama. Por algún motivo creía que allí estaría a salvo de todo o que al menos dejaría de escucharlos. Una noche me acerqué a la ventana y la abrí. Solo buscaba un poco de aire, pero encontré algo mucho mejor. 
De la casa de al lado salía una voz muy dulce leyendo un cuento. Desde entonces, casi todas las noches me sentaba junto a la ventana antes de dormir. Muchas veces me quedaba dormido escuchándola. 
Cuando veía a la vecina con su hija las miraba con envidia. ¿Por qué a mi no me leían cuentos? ¿Por qué yo solo escuchaba gritos? No era justo. Yo también quería que alguien me arropara por la noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario