Marrakech (resumen)

Es un buen lugar para pasar unos días de forma diferente. El riad nos costó un poco encontrarlo la primera vez, pero estaba muy bien y los recepcionistas eran muy amables. Uno de ellos con muchas ganas de hablar, pero los tres muy simpáticos. 
La plaza Jemaa el Fna era bastante caótica. Había mucha gente a todas horas, la gran mayoría locales, pero también algunos turistas. Me llamó la atención la gran cantidad de carritos de zumo de naranja.
Solo había dos cosas en la plaza que no me han gustado: los hombres con las serpientes y las motos que se cruzaban por todas partes. De la plaza salía una calle que ellos entienden como peatonal, es decir, que en cualquier momento te puede atropellar una bici, una moto, un burro o un taxi. 
De los sitios que visitamos el que más me ha gustado ha sido el palacio Bahia. Lo mejor, como en casi todos los edificios que hemos visto, son los techos. También estuvimos en el palacio Badii, que está bastante en ruinas. Cerca de este, están las tumbas Saadianas. No sé quienes estarán allí enterrados, pero por el aspecto debían ser personas importantes. 
De los jardines, el más bonito es el Majorelle, aunque no pudimos entrar al museo porque estaba cerrado. También visitamos el jardín de la Menara y cometimos la locura de ir andando a los jardines de Agdal. 
El museo de Marrakech merece la pena verlo más por el edificio que por la exposición. Junto a este está la escuela coránica, que también es un edificio muy bonito. Para llegar a estos dos sitios hay que atravesar el zoco, donde, si tienes paciencia para regatear, puedes comprar casi cualquier cosa. El museo Dar Si Said también está muy bien.
En resumen, lo he pasado muy bien. Ahora toca descansar.