sábado, 14 de mayo de 2011

Frente al escaparate

Cada vez que pasaba por la puerta de la tienda le veía ahí, al otro lado del mostrador. Casi siempre solo, mirando al infinito y pensando en sus cosas. Algunas veces atendiendo a un cliente.
Ella nunca entraba. Solo lo veía un instante, lo que tardaba en pasar junto al escaparate. Después, durante unos minutos, imaginaba que había entrado.
-Buenos días.
-Hola, ¿te puedo ayudar?
-No sé si te acuerdas de mí, nos conocimos en el cumpleaños de Alejandro.
-Sí, eres Luisa, ¿verdad?
-Sí. Pasaba por aquí y te he visto y he pensado que ese día lo pase muy bien y que a lo mejor te gustaría quedar algún día.
-Estaría bien. Yo salgo dentro de una hora. Si quieres...
Pero esto solo ocurría en su imaginación. Nunca se atrevía a entrar. Hasta que un día, al pasar frente a la tienda, en lugar de a César encontró a otro chico. Y al día siguiente también. Y al otro. Nunca más supo nada de él.

2 comentarios:

  1. El día que escribas un relato alegre y con un final feliz pensaré que te han cambiado por otra persona.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja. No me gustan los finales felices. Son empalagosos.

    ResponderEliminar