Marrakech tiene bastantes lugares para visitar. Los
numerosos monumentos patrimonio de la Humanidad que encontramos en la cuidad la
convierten, con razón, en el principal atractivo turístico de Marruecos. Es una
ciudad llena de historia que ha acumulado a lo largo de los siglos lugares de
un valor arquitectónico y cultural comparable al de muy pocas ciudades.
Merece la pena moverse tanto por el centro como por los alrededores
para aprovechar el viaje al máximo, pues hay lugares interesantes que lo pueden
hacer inolvidable. De los sitios para visitar el más bonito, al menos desde mi
punto de vista, es el palacio Bahia. Lo mejor, como en casi todos los edificios
visitables de la ciudad, son los techos. Fue construido por el Chambelán Ahmed
Ibn Moussa, apodado "Ba Ahmad", a finales del siglo XIX.
El palacio Badii, en cambio, está bastante en
ruinas. No obstante, desde lo alto de la muralla hay una panorámica muy buena
de toda la ciudad. Cerca de este, están las tumbas Saadianas.
Como delata su aspecto, las personas enterradas allí son de gran
importancia, ya que se trata de un mausoleo regio. Fueron construidas en
el siglo XVI y se encuentran situadas junto a la mezquita de la alcazaba. La
paz que se respira en ellas contrasta con el bullicio de Marrakech.
De los jardines, el más bonito es el Majorelle,
aunque no pude entrar al museo porque estaba cerrado.
Fue diseñado por el pintor francés Jacques Majorelle. En la actualidad
pertenece Yves Saint-Lauren.
También están bien el jardín de la Menara y los
jardines de Agdal, pero no aconsejo cometer la locura de ir desde el centro
hasta estos últimos andando. Ocupan tres kilómetros de largo por uno y medio de
ancho y fueron construidos por los almohades. En cuanto al jardín de la Menara,
se trata de un pabellón de recreo, rodeado por un jardín de olivares. Se
construyo para los encuentros amorosos de los sultanes de Marrakech.
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