viernes, 27 de agosto de 2010

Acompañame

Faltaban unos minutos para que llegase el autobús. Y allí estaban los dos, uno frente al otro, deseando que eso no ocurriera nunca para no tener que separarse.

-No me dejes.

-Ven conmigo.

-No puedo... -se lamentó él.

-¡Claro que puedes!

-Sabes que me encantaría, pero...

La estación estaba llena de gente, pero ellos no veían a nadie. Ni oían los avisos que se hacían por megafonía. Ni se daban cuenta de los empujones que les daban algunos con las prisas.

-Pero, ¿qué? Si de verdad me quieres, vente.

-No me hagas esto. Sabes que te amo. Pero me pides demasiado.

-Por favor -casi suplicó.

-No insistas o al final cederé.

-Eso pretendo.

-Lo siento -esta vez Laura vio en sus ojos que era definitivo. Por mucho que insistiera, él ya había tomado una decisión.

Subió al autobús cabizbaja y buscó un asiento. No quiso mirar por la ventanilla. Sabía que él seguía allí. La gente subía y alguien se sentó junto a ella, pero Laura ni siquiera le miró.

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